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NUESTRO PROGRAMA DE LUCHA
(Borrador)
En la década de los años setenta,
se inicia la transformación neoliberal a nivel mundial en el marco de la
tercera revolución industrial que se caracteriza por las nuevas tecnologías de
la información y de la comunicación. En esta década también, presenciamos el
ascenso al poder de las finanzas internacionales en el marco de la
globalización.
En este contexto, a partir de
1982, la gran burguesía mexicana y el
imperialismo, principalmente estadounidense, impulsaron un nuevo modelo de
acumulación capitalista, denominado neoliberalismo, que se fundamentó en el
capital privado en detrimento de lo social, lo que obligó a varias reformas
constitucionales y leyes secundarias de una nueva racionalidad de la acción del
Estado Burgués cuyas actividades se han orientado y se siguen orientando a
elevar las ganancias del capital impulsando la competitividad y la
productividad de las principales ramas y empresas industriales del país con el
fin de insertarse en mejores condiciones
al mercado internacional a través de la exportación, no sólo de materias primas
sino principalmente de manufacturas, en una etapa de globalización del sistema
capitalista mundial. El neoliberalismo, como veremos es “un proyecto de clase
que trata de establecer el poder absoluto de clase, tanto económica como
políticamente”.
La estrategia ortodoxa neoliberal
contenida en el Decálogo del Consenso de Washington, las cartas de intención
con el FMI y el Banco Mundial y los diversos planes de los gobiernos
neoliberales desde Miguel de la Madrid hasta Enrique Peña Nieto, durante más de
32 largos años han tenido los siguientes
resultados, entre otros:
La oligarquía nacional financiera y el imperialismo, se convierten en la clase dominante y hegemónica; en el enemigo principal del pueblo mexicano.
Durante 32 años de neoliberalismo
en México, la oligarquía nacional financiera y el imperialismo han desplazado-
al interior del bloque de poder-a la gran burguesía industrial. En virtud de
que a ésta última, se le hace muy
difícil la valorización del capital y por consiguiente, el incremento de la
tasa de ganancia en el proceso de producción nacional. Por lo tanto, la
oligarquía financiera mexicana y el imperialismo, asumen un papel hegemónico y
pasan a determinar los modos de la política económica. Su lógica se impone a la
propia del capital industrial. La prueba de ello, es que la economía
mexicana ha crecido, en promedio 1.85
por ciento del PIB en la fase neoliberal, debajo de la media de los países
latinoamericanos, a pesar de que somos un país petrolero. La baja tasa de
ganancia en el proceso productivo nacional se debe cotejar con una inversión
que se va tornando más y más atractiva: la financiera o financierización de la
economía. La oligarquía nacional financiera y el imperialismo, por lo tanto,
tienen el predominio sobre el resto de la economía nacional. La
financierización de la economía favorece las ganancias de estos enemigos del
pueblo mexicano. Se retroalimentan e incentivan prácticas especulativas en el
sector financiero en la perspectiva de incrementar sus ganancias rápidas,
expeditas, que incrementan el valor de los activos financieros e incentiva
posiciones de riesgo y acciones especulativas, que hacen que el sector
financiero expanda su dinámica de acumulación y esfera de influencia. Desde
enero de 2004 al 2010 el sector de
servicios financieros creció por muy arriba de los otros sectores de la
economía, como son: el sector agrícola y manufacturero. Por lo que la inversión
en el sector financiero nacional y extranjero (banca y similares) suelen ser
más rentables, especialmente si se aplica a la especulación bursátil. Por lo
mismo, empieza a surgir una especie de “degeneración” del capital industrial:
aplica sus fondos no en el espacio de la producción sino en el espacio de la
especulación financiera.
Las relaciones
entre la oligarquía nacional financiera y el imperialismo por una parte y los
pequeños y medianos capitalistas por otra, también sufren mutaciones respecto
al periodo de industrialización sustitutiva y el Estado Benefactor. Hay
fracciones del capital que se benefician y otras que se ven perjudicadas. Es
decir, cambian las cuotas de plusvalía total que captan las diversas fracciones
del capital. Es decir, aumenta el grado de monopolio y, por ende, las
transferencias que fluyen desde los capitales medianos y pequeños a los más
grandes y monopólicas. División que, a su vez, está muy cruzada por la
distinción entre los capitales que trabajan para el mercado interno (aquí
operan casi todas las empresas medianas y pequeñas) y los que se concentran en
los mercados externos. Donde destacan las grandes empresas, en especial las
mexicanas. En pocas palabras, se configura una estructura jerárquica de tasas
de ganancia que favorece a las grandes firmas exportadoras.
Durante 32 años de
neoliberalismo, el mercado interno se comprimió, cayeron los salarios, el gasto
público y las importaciones se “comieron” buena parte de la demanda global. Las
empresas que pudieron crecer, fueron
aquellas que pudieron vender afuera del país. Como hemos observado, en el
neoliberalismo, el grueso de la capacidad exportadora se concentra en manos de
las grandes empresas y el mercado interno deja de interesar como factor de
ventas. A la gran burguesía nacional y extranjera, solo les interesa por el
lado de los costos de la fuerza de trabajo, que serán tanto más bajos, mayor
sea la desocupación y la falta de desarrollo industrial.
Gracias a este sistema
capitalista, en su fase neoliberal (1982-2015), a la oligarquía nacional
financiera y al imperialismo, se les dio y se les sigue dando a manos llenas (
y sino las arrebatan) jugosas ganancias
como nunca y paradójicamente se han incrementado gracias a las crisis
recurrentes de dicho sistema, al grado de colocar a 30 oligarcas mexicanos
dentro de los primeros lugares de los multimillonarios a nivel mundial;
obviamente estos exigían y exigen continuidad del modelo neoliberal incluso
llevarlo hasta sus últimas consecuencias, cueste lo que cueste.
A parte de los altísimos rendimientos
que obtuvieron, mediante la especulación en la bolsa mexicana de valores, se le
cedió a muy buenos precios la mayoría de los bienes de la nación. Puede decirse
que alrededor de 3O grupos financieros y el imperialismo fueron los más
altamente beneficiados con esta política de privatización, lo que solo propició
una mayor concentración del capital en manos de grupos oligopólicos, a quienes
se les enajenaron los bancos, teléfonos, las minas de cobre, las aerolíneas, la
petroquímica, el hierro y el acero, en fin todo lo construido en muchos años se
les otorgo en solo seis años de gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Después
de este gobierno, se les sigue beneficiando a la oligarquía financiera y el
imperialismo con la reforma energética, donde el gobierno les entrega en
bandeja de plata al imperialismo y a la oligarquía nacional financiera todos
los recursos naturales del territorio nacional, incluyendo el agua. Entre las
reformas estructurales sobresale la realizada al sistema de pensiones, lo cual
permite que tales fondos pasen a ser controlados y manejados por las
instituciones financieras privadas y participen en la Bolsa Mexicana de
Valores, para el beneficio de ellas, poniendo en riesgo el valor y el
cumplimiento de las obligaciones de trabajadores. Las reformas laboral,
educativa y financiera también son sumamente importantes, puesto que también
contribuyen a la acumulación acelerada de capital y por consiguiente a la baja
tasa de ganancia. Así también contribuyen al desempleo, la desvalorización y precarización
de la fuerza de trabajo.
Crisis económicas y la decadencia
del sistema capitalista-neoliberal en México
Pero no todo es
vida y dulzura para la oligarquía nacional financiera y el imperialismo, puesto
que las crisis económicas son inherentes al sistema capitalista y a pesar de
que han sido escandalosamente beneficiados por el mismo, en su fase neoliberal,
dicho sistema capitalista-neoliberal en México tiende hacia el derrumbe. Como
hemos observado, las grandes empresas trasnacionales de origen nacional y
extranjero que hemos citado arriba, tienen una gran composición que orgánica de
capital y como consecuencia la tasa de ganancia tiende a descender. Por lo que
se torna cada vez más difícil la valorización del capital existente. EL
derrumbe del sistema capitalista, no se presentará como un proceso automático,
sino como un resultado de tendencias y contratendencias (elevación del grado de
explotación del trabajo, la reducción del salario por debajo de su valor, el
abaratamiento de los elementos del capital
constante, el comercio exterior, la privatización de las empresas del
estado, el saqueo de los recursos naturales, etc.) que influyen en el proceso
de acumulación. “Este proceso de acumulación, dice Grossmann, se torna cada vez
más difícil la valorización del capital existente; y si las tendencias
contrarrestantes llegaran a debilitarse o a paralizarse, entonces la tendencia
hacia el derrumbe adquiere predominio y se impone su validez absoluta como
última crisis. En estos términos la insuficiente valorización del capital se
corresponde con una situación de sobreacumulación.”
La estrategia neoliberal
contenida en el Decálogo del Consenso de Washington, las cartas de intención
con el FMI y los diversos planes de los gobiernos neoliberales desde Miguel de
la Madrid hasta Enrique Peña Nieto, en su contexto de liberación y
desregularización financiera, como hemos analizado, aplicaron dogmáticamente
las políticas macroeconómicas de estabilidad-altas tasas de interés, disciplina
fiscal y apreciación del tipo de cambio-, tendientes a contrarrestar la caída
de la tasa de ganancia de la oligarquía nacional financiera y el imperialismo.
Tal estrategia neoliberal, ha beneficiado principalmente a estas clases
hegemónicas, que han descuidado el proceso de acumulación en el interior del
país, por lo que se ha llevado a la economía a depender de las variables
externas, colocándola en un contexto de alta vulnerabilidad.
Al estallar la crisis económica
financiera en los Estados Unidos y al caer las exportaciones, así como las
importaciones y capitales al país, se desestabilizaron los mercados y las
variables macroeconómicas internacionales, y con ello a la crisis a la
economía, ante la inexistencia de factores endógenos para encararla.
El gobierno ha
tratado de evitar fluctuaciones del tipo de cambio que puedan alterar las
condiciones de confianza deseadas por el capital financiero que puedan desatar
acciones especulativas. Al no tener la economía condiciones endógenas para
ello, se establecen políticas macroeconómicas de estabilidad y reformas
estructurales orientadas a ampliar la esfera de influencia del capital externo
en nuestra economía, para estimular la entrada de capitales, tener reservas
internacionales suficientes para estabilizar el tipo de cambio y mandar señales
de solvencia al capital externo, en el sentido de que cualquier presión del
sector externo y salida de capitales, no
afectara la estabilidad cambiaria o la convertibilidad a dicho tipo de
cambio. En ello se ubican las políticas de autonomía del banco central y la
disciplina fiscal, lo que va orientado a evitar presiones de demanda sobre
precios y a abrir espacios de inversión al sector privado, para que fluya el
capital al país, para viabilizar la estabilidad cambiaria y la reducción de la
inflación.
Cuando una
economía produce mucho excedente (lo que viene determinado por la alta tasa de
explotación) y acumula muy poco, podemos hablar de parasitismo económico. Es
decir la gran burguesía nacional y extranjera que se apropiaron del excedente,
le dieron y dan uso primordialmente improductivo (banca, bolsa de valores e
importaciones). En otras palabras, despilfarran el excedente y, por lo mismo,
el alto excedente no se traduce en altos ritmos de crecimiento sino en una
situación de estancamiento económico. En la fase industrialización sustitutiva,
la acumulación fue de 33 por ciento y en la fase neoliberal de 14 por ciento;
en cuanto a los gastos improductivos en la primera fase fue 67 por ciento y en
la segunda 86 por ciento.
El Estado
neoliberal-neofascista, la oligarquía nacional financiera y el imperialismo,
persisten en mantener y perpetuar este sistema capitalista-neoliberal a toda
costa y cueste lo que cueste, ya que les ha permitido hacer negocios lucrativos
y rápidos como hemos observado a lo largo de la fase neoliberal y no se han percatado o fingen no hacerlo de
que dicho sistema económico-social cada vez sufre crisis recurrentes y tiende
al derrumbe.
La crisis del sistema capitalista-neoliberal mexicano y
las condiciones de vida de la clase obrera y las masas populares.
Un problema
mayor es el del empleo. Un total de desocupados abiertos a llegado a casi a los
tres millones. Y los subempleados giran en torno a los 3.8 millones. O sea, un
total de 6.7 millones de personas. En porcentajes, la tasa de subocupados es de
8.7 por ciento y la de desocupados de un 6.2 por ciento. El total, equivalente
a un 14.9 por ciento de la población económicamente activa. Además, en el
periodo sólo sube la ocupación del sector terciario, en ramas improductivas y
en unidades económicas ultra-pequeñas y marginales. En este sentido bien se
podría hablar de pseudo-ocupados, cifra que llegaría alrededor de tres cuartas
partes de la ocupación total. Por lo mismo, un cuarto de la ocupación,
aproximadamente, sería la ocupada en el sector económico relativamente asentado
(no precario) y moderno. Y ciertamente, esta situación o es sino reflejo de la
muy débil tasa de acumulación con que ha venido funcionado la economía.
Con anterioridad a la irrupción
de la crisis, la sociedad resintió los aumentos globales de los precios
básicos, en especial alimentos y energéticos. Para fines de 2008, el Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) estimaba
que casi 51 millones de mexicanos vivía en pobreza de patrimonio en el país y que
cerca de 20 millones sufría pobreza alimentaria: 47.4 por ciento de la
población no tenía ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades
básicas. Esta medición, registraba una reversión de los índices de pobreza
monetaria, y revelaba la aguda vulnerabilidad de la política social imperante.
En cambio para el proletario y
las masas de trabajadores, la estrategia neoliberal y sus crisis cada vez más
graves y recurrentes, trajo la implantación de una explotación cruel e
irracional de la fuerza de trabajo y, como la que prevaleció en los orígenes de
capitalismo y el desempleo que se deriva del proceso de la llamada
“racionalización” y “modernización” de las empresas, las cuales por ahorrarse
salarios y reducir costos hacen frecuentes recortes de personal, a la vez que
aprovechan en su beneficio los míseros salarios que se consideran que no deben
ser inflacionarios. En efecto, las políticas de privatización de la mayoría de
las empresas industriales, comerciales, bancarias y de servicios del estado,
provocar la precarización del trabajo asalariado, generaron recortes de
personal en las oficinas del gobierno. A
su vez con la privatización muchas empresas paraestatales redujeron personal y
no crearon plazas nuevas. Por otra parte eran tan bajos los salarios que mucha
gente prefirió no trabajar que aceptar esos salarios que se consideraban
indignos.
A partir de entonces los
trabajadores han perdido una serie de derechos y conquistas históricas como el
derecho al trabajo, a la seguridad social, a la educación pública y gratuita, a
la salud, a la vivienda, a un salario remunerador, a la contratación colectiva,
a la organización y al derecho de huelga, a la obtención de precios justos para
los productos del campo, a la posesión colectiva de la tierra, etc. El neoliberalismo
en México ha significado una modificación sustancial, contra revolucionaria de
las relaciones de producción entre el capital y el trabajo, las cuales se legalizaron
con la reforma neoliberal del artículo 123 Constitucional y de la Ley Federal
del Trabajo.
Todo esto aceleró el desempleo
abierto y disfrazado y fue el factor que generó una de las más graves
consecuencias del neoliberalismo que aparte de la delincuencia se suma otro
problema llamada economía informal.
No cabe duda que una de las más claras
causas de la delincuencia, el narcotráfico y los indocumentados fue
precisamente el desempleo y los salarios neoliberales. El antes obrero o
empleado por necesidad hubo que transformarse en delincuente, en servir a
narcos o irse de indocumentado. Muchos jóvenes poco acostumbrados a luchar
prefirieron ser asaltantes de microbuses o de transeúntes o negocios, en lugar
de aceptar 8 horas por setenta pesos diarios y bajo condiciones de explotación
intensiva. En el mejor de los casos prefirieron atender algún puesto ambulante
ganando prácticamente lo mismo que si trabajaran para un patrón. Como ellos
mismos decían “gano lo mismo y no tengo quién me mande”.
El país lleva más de 32 años
sufriendo el modelo neoliberal. Para la mayoría de la población (90 por ciento
o más), los resultados han sido nefastos y se tornan aún más graves en la
presente crisis. La exigencia o “necesidad histórica” apunta claramente al
derrocamiento del sistema capitalista-neoliberal y al avance hacia un nuevo
patrón de acumulación en un régimen democrático-popular que transite al
socialismo.
En este contexto de globalización
capitalista acelerada y de inminente sacrificio masivo de millones de mexicanos
y latinoamericanos, como consecuencia de la presente crisis económica mundial, debemos
plantearnos un proceso revolucionario con una perspectiva continental, es
decir, tomar en cuenta también la lucha de clases en todo el continente
americano, la correlación de fuerzas entre la gran burguesía financiera
internacional y los trabajadores y pueblos americanos, así como los procesos
revolucionarios de cada país, para planear en nuestro país la revolución y
hacerla acompasar a la de otros pueblos americanos.
El Estado neoliberal es un Estado neofascista
El Estado de la revolución
mexicana empieza a transformarse paulatinamente en Estado
neoliberal-neofascista a partir de 1982, con el gobierno de Miguel Hurtado y la
llegada del modelo económico neoliberal. EL Estado neoliberal-neofascista se
nutrió con la experiencia de la clase política que conforma el Partido
Revolucionario Institucional (PRI) durante las represiones al movimiento
obrero, campesino y popular, el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971,
culminando con la guerra sucia y en el periodo neoliberal se consolido y se
fortaleció con la clase política de los Partidos PAN, PRD, VERDE, PANAL. Dichos
partidos coexisten, en la actualidad, para mantener la dominación de la maquinaria
totalitaria del Estado sobre el proletariado y las masas populares. Así las
cosas, el gobierno de Vicente Fox Quesada expidió el 31 de enero de 2005 la Ley
de Seguridad Nacional. En el mes de abril de 2011, Felipe Calderón presentó su
proyecto de dictamen de reforma sobre la misma a los grupos parlamentarios del
PRI, del PAN y los otros partidos en la Cámara de Diputados para darle
legalidad a su Estado Neofascista de facto y de esta manera justificar su
guerra contrainsurgente contra el proletariado y las masas populares, su guerra
contra el narcotráfico, la militarización y paramilitarización del país, la
práctica sistemática de la tortura, las desapariciones forzadas, las
ejecuciones sumarias y extrajudiciales, la prisión por motivos políticos y la
criminalización de la protesta social. Esta ley le otorga la posibilidad al
Presidente de la República para que solicite y declare la intervención de las
fuerzas armadas en contra de “movimientos o conflictos de carácter político,
electoral, de índole social o del trabajo”, cuando considere que “constituyen
un desafió o amenaza” a la seguridad interior. También se les faculta a
militares, a marinos y agentes del Centro de Investigación y Seguridad Nacional
para intervenir comunicaciones telefónicas previa orden judicial, realizar
tareas de espionaje y seguimiento a presuntos miembros de la delincuencia
organizada e integrar expedientes confidenciales, incluso de carácter político.
Concede, por lo tanto, al Ejecutivo sofocar con el ejército, la marina y a
otras tropas de choque, movimientos sociales
políticos, laborales y electorales; además decreta el estado de excepción
en estados o municipios del país. Esta declaratoria de Estado de Excepción, no
está sujeta a revisión y sus acuerdos no podrán impugnarse con una controversia
constitucional.
La exposición de motivos de la
Ley de Seguridad Nacional, incluye una definición muy libre sobre el estatus de
guerra y de paz, al suponer que existe una “etapa intermedia” con la que
justifica la intervención militar. La posibilidad de intervención del ejecutivo
federal con operativos del ejército y la marina sin consultar a los
gobernadores, a los Congresos de los estados y a las presidencias municipales.
Además, la dictadura neofascista, puede detener, (secuestrar), interrogar
(torturar), allanar, establecer retenes e investigar y la persecución de los
delitos, que estas son atribuciones exclusivas del Ministerio Público. Precisamente
este proyecto dictamen de la Ley de Seguridad Nacional de Felipe Calderón, el
gobierno de Enrique Peña Nieto, ante la falta de legitimidad, lo está
utilizando para continuar con la guerra contrainsurgente en contra del
proletariado y las masas populares. De esta manera la oligarquía nacional y el
imperialismo continuaran con su proyecto
de nación; es decir, con el neoliberalismo.
Un nuevo Régimen Democrático Popular
Debemos reivindicar un Programa
Democrático Popular, bajo la dirección del proletariado, que se proponga tareas
democráticas, revolucionarias, nacionales e internacionales y socialistas para
sacar a México del atraso económico, de la explotación de los trabajadores, de
la pobreza, del terror y del miedo, de la violencia y la impunidad, de la tortura
y la desaparición forzosa, de la corrupción, de la destrucción de la naturaleza
y el saqueo de los recursos naturales, de la enajenación y de la ignorancia, de
la falta de cultura, de la injusticia social y ancestral que sufre nuestro
pueblo conjuntamente con los trabajadores y pueblos de todo el mundo, y en
particular de América Latina, avanzar en el proceso de la globalización
proletaria continental y mundialización de las luchas, como una necesidad del
desarrollo del capitalismo, que socialice, en beneficio de todos los seres
humanos frutos de la modernización científico-tecnológica y vaya sentando las
bases para construir una sociedad sin clases y sin fronteras.
Ante esta situación, nuestra
organización promueve un Programa Mínimo,
una fase de transición del capitalismo al socialismo, es decir una revolución
democrático-popular, que si bien se propone la expropiación y la socialización
de los grandes medios de producción en
poder de la oligarquía nacional financiera y el imperialismo, no expropiará
todos los medios de producción en general, por
lo que dicha revolución no tendrá todavía un carácter socialista. Esta
revolución democrático-popular respetará la propiedad de algunos sectores de
burgueses pequeños y medianos a los que buscará ganar y neutralizar con el fin
de aislar al máximo a nuestro enemigo principal y en un proceso paulatino ir
sentando las bases económicas, políticas, ideológicas y sociales para pasar a
la etapa del socialismo.
La revolución democrático-popular
será la primera etapa de la revolución socialista, pues creará las premisas
económicas, políticas, sociales e ideológicas para pasar al socialismo, pues si
bien en esta etapa no desaparece la propiedad privada de los medios de
producción en general, si se socializarán los sectores estratégicos de la
economía nacional, los cuales pasarán a ser propiedad del nuevo Estado, el cual
estará bajo la dirección y la hegemonía del proletariado, de ahí el carácter
proletario de la revolución. En todo este proceso de lucha por el socialismo y
por la conquista del poder político por el proletariado y las masas populares,
necesitamos ir estableciendo el poder proletario y popular en cada territorio y
en todos los sectores de la sociedad.
El socialismo
El socialismo es el intento
humano de “superar y avanzar sobre la etapa predatoria del desarrollo humano”
Einstein. El socialismo es una larga etapa histórica de transición entre el
capitalismo y el advenimiento de una sociedad sin clases sociales, es una larga
etapa histórica en donde los millones de trabajadores del campo, la ciudad y
del mar tendrán el poder político y económico en sus manos e irán creando las
condiciones materiales e ideológicas para crear un mundo sin pobres ni ricos,
sin explotados ni explotadores, sin oprimidos ni opresores. En esta sociedad
socialista no se producirá para el
mercado, sino para satisfacer las necesidades del proletariado y las masas
populares. Se practicaran los principios de comunidad e igualdad. Entendiendo
por comunidad “que a las personas les importe y, cuando sea necesario y
posible, se preocupen por la suerte de los demás. Y también que les importe preocuparse unos por
los otros”. Gerald A. Cohen.
El comunismo
La CPM, la AP-Tlahuac, la
Multilateral y el EMAP, como Programa
Máximo, se plantean como meta, el comunismo: un mundo sin clases sociales,
sin explotadores ni explotados, sin opresores ni oprimidos, sin pobres ni
ricos; un mundo donde haya desaparecido la oposición entre el trabajo
intelectual y manual; “ cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida,
sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarrollo de los individuos en
todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y corran a chorro
lleno los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse
totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá
escribir en su bandera: ¡De cada cual,
según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades! Carlos Marx); un mundo
libre donde el hombre pueda desarrollar sin límites sus potencialidades físicas
y espirituales y pueda alcanzar la felicidad y la autorrealización.
El único medio capaz de liberar a
las masas populares de la explotación, de la violencia y el terror, de la
opresión, la injusticia y la antidemocracia prevalecientes y de garantizar la
plena soberanía e independencia nacionales es la revolución democrático-popular,
la instauración de un nuevo Estado y una nueva República Democrático-Popular
dirigidos por el proletariado. ¿Por qué por el proletariado? Porque es la clase
más consecuente y revolucionaria; sólo vive de la venta de la fuerza de trabajo
y es la clase que representa las nuevas relaciones de producción socializadas.
Por esta razón, es la clase que puede dirigir la revolución proletaria para
derrotar a todas las clases enemigas del pueblo, construir una sociedad
diferente que es el socialismo y llevar la revolución hasta su meta final: el
comunismo.
PROGRAMA DE LA REVOLUCION DEMOCRATICO-POPULAR
Por todo lo anterior, nuestra
organización asume y se propone llevar a cabo en la presente etapa del proceso
revolucionario de nuestro país, el siguiente Programa Democrático Popular, el
Proyecto de Nueva Nación que tendrá como fundamentos:
A. DE UN NUEVO CONGRESO CONSTITUYENTE.
La convocatoria a un nuevo
Congreso Constituyente para elaborar una nueva Constitución Política, sobre los
siguientes principios y bases:
1.- El Congreso Constituyente se
propone la disolución del actual Estado capitalista neoliberal y sus
instituciones antidemocráticas que solo sirven a los intereses de la oligarquía
nacional financiera y al imperialismo coligado; el ejército, la marina, el CISEN, los cuerpos policiacos y los
paramilitares; el Congreso de la Unión; el sistema electoral y de partidos; el
corporativismo de las organizaciones de los trabajadores del campo y la ciudad,
el presidencialismo y el sistema venal de justicia imperante.
2.- Que este Congreso
Constituyente está conformado por representantes de todas las organizaciones
políticas, sociales, civiles, de derechos humanos, ecologistas, de género y de
todas las clases y sectores sociales excluidos y oprimidos de toda la República
Mexicana que haga suya la necesidad de elaborar una nueva Constitución.
3.- Debe asumir la defensa de la
soberanía nacional: la autoridad suprema
del pueblo de México para decidir el destino de la patria. Defender el
principio de la libre determinación de los pueblos, el respeto y solidaridad
entre las naciones y la solución pacifica de los conflictos entre los países.
La defensa de su territorio, sus recursos naturales, su historia, su lengua y
su cultura. La defensa, el reconocimiento y pleno ejercicio de los derechos
individuales y colectivos de los pueblos indígenas como parte de nuestra nación
multiétnica y pluricultural.
4. La reivindicación de una
República Democrática Popular. Que el pueblo de México ejerza su soberanía y su
poder por medio de un Consejo Nacional del Poder Popular (CNPP). Que la base
del Consejo Nacional Popular serán los Consejos Municipales. Que las
Asambleas de barrio, colonia, ejido,
comunidad, pueblo y sector: obreros industriales del campo y la ciudad y los
mares, trabajadores del comercio, la banca y los servicios, campesinos pobres e
indígenas, estudiantes y profesores, de jóvenes y mujeres, de la diversidad
sexual, etc… eligen a sus delegados a los Consejos Municipales. Que los
Consejos Municipales eligen a sus representantes para la constitución de los
Consejos Estatales. Que los Consejos Estatales eligen representantes para el
Consejo Nacional del Poder Popular.
5.- Que todas las elecciones
serán por voto directo y secreto. Que todos los representantes podrán ser
revocados en cualquier momento por la mayoría simple de los electores. Que los
representantes no podrán ganar un salario mayor a un obrero calificado. Que los Consejos a
todos los niveles se regirán por el principio de la dirección colectiva y la
responsabilidad limitada. Que la toma de decisiones estará regida por el
principio de democracia centralizada, deliberativa y participativa. Que tengan
disposición participativa, disposición a ejercer sus potencialidades y a
interesarse por los asuntos públicos.
6.-Que el Consejo Nacional del
Poder Popular concentrará en sus manos el Poder Legislativo, el Ejecutivo y el
Judicial, así como el control de las fuerzas armadas y milicias populares. Que
debe haber una renovación general de las fuerzas armadas, destituyendo a todos
los mandos superiores, castigando a los responsables de la represión y la
guerra sucia y eliminando el fuero que gozan. La eliminación de los
agrupamientos de fuerzas especiales contrainsurgentes. Que las funciones de
seguridad pública serán realizadas por las milicias populares.
7.-Que el Poder Ejecutivo se
ejercerá por medio de un Consejo de Ministros, conformado por las distintas
Secretarias de Estado del ramo, designados por el CNPP. Quien será el encargado
de administrar los bienes de la Nación y planificar el desarrollo económico de
tal forma que garantice un crecimiento sostenido y armónico entre todas las
ramas de la producción. Que el Consejo de Ministros tendrá como prioridad
inmediata la satisfacción de las necesidades más apremiantes de la población.
8.- Que el Poder Judicial se
ejercerá por medio de un Consejo de Ministros de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, designados por el CNPP. Se tendrá una supervisión estricta sobre
los Agentes del Ministerio Público y Jueces. Los juicios se desarrollarán
mediante Tribunales Populares. Que una de sus prioridades será el combate al
narcotráfico y a la delincuencia organizada.
9.-Impeir mediante la vigilancia
del pueblo la burocratización del nuevo Estado y de las Organizaciones Sociales
con el fin de evitar políticas y prácticas que nos lleven a una regresión.
10.-Serán confiscadas todas las
grandes fortunas de los ex funcionarios del Estado Burgués reintegrándolas al
Erario Público.
B. DE UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO
1.- La rectoría y planificación económica quedará a cargo del nuevo
Estado mexicano.
2.- La eliminación de todas y
cada una de las reformas estructurales neoliberales.
3.- La nacionalización de las
empresas monopólicas, de las ramas estratégicas de la economía; de los bancos,
instituciones de servicios financieros y aseguradoras; de las grandes cadenas
comerciales y la creación de redes estatales de comercialización y almacenes
generales de depósito. La nacionalización y distribución de los latifundios
entre los campesinos pobres.
5.- El fortalecimiento y
desarrollo de la pequeña y mediana empresa en el campo, la ciudad y las costas.
Sometiendo sus planes de inversión y producción al control administrativo de
los trabajadores. El fortalecimiento de la producción social en el campo
mediante el impulso de la producción cooperativa en los barrios urbanos, los
ejidos, las comunidades indígenas y los campesinos pobres. El apoyo en
maquinaria y equipo, asesoría técnica y adquisición de fertilizantes. El
impulso a la agricultura orgánica y el rechazo a las semillas transgénicas. El
desarrollo de redes de comercialización directa entre productores u
consumidores. La creación de cajas de ahorro y bancos solidarios entre la
población.
6.- Al impulso y desarrollo de la
infraestructura carretera, portuaria y aeroportuaria y de represas. Al
incremento de la inversión en servicios públicos de transporte, agua, luz,
drenaje, pavimentación, etc… en todas las poblaciones del país.
7.- La cancelación de la deuda
externa e interna, especialmente de la adquirida por el rescate bancario
(IPAB/Fobaproa), carreteras y azucarero.
8.- El aumento del presupuesto
destinado al gasto social.
9.- Al impulso sostenido del
mercado interno.
C. DE LOS DERECHOS SOCIALES.
La nueva Nación y la nueva
Constitución preservaran los siguientes derechos sociales fundamentales para
todos los mexicanos:
1.- A participar en la
administración y planificación de la producción de las empresas industriales,
bancarias y de servicios, comerciales y agropecuarias nacionalizadas. A
participar en la discusión, análisis, reflexión y análisis de los grandes problemas
nacionales. A desplegar una gestión democrática, deliberativa y participativa
en todos los ámbitos de vida de la sociedad.
2.- A un trabajo digno y
socialmente útil. A un salario suficiente para satisfacer las necesidades
normales de un jefe de familia en el
orden material, social y cultural y para proveer la educación de sus hijos.
3.- Al establecimiento de centros
comerciales con productos a bajo precio.
4.- A una jornada máxima de
trabajo de 6 horas. A percibir salario igual por trabajo igual. A recibir
capacitación para el trabajo. A trabajar en un ambiente seguro e higiénico. A
dos días de descanso por cinco de trabajo.
5.- A vacaciones pagadas de
cuando menos veinte días hábiles por año. Al derecho de asociación para la
defensa de sus intereses comunes. Al derecho de huelga. Al derecho a la
manifestación de las ideas. Acceso a los medios de comunicación por parte de
las organizaciones del pueblo.
6.- A poseer una vivienda digna y
decorosa. A implantar una reforma urbana que comprenda la expropiación a los
grandes fraccionadores, casatenientes e inmobiliarias y planificación de
desarrollo urbano con la participación directa de los pobladores.
7.- A la seguridad social: a
pensiones de invalidez, de vejez, de vida, de cesación involuntaria en el trabajo,
de enfermedades profesionales y accidentes de trabajo, de descanso para las
mujeres embarazadas previo y posterior al parto, de servicios de guardería, de
asistencia médica y medicinas gratuitas para los familiares y todos los
mexicanos. Eliminación del carácter mercantilista de la medicina y rescate e
impulso de la medicina alternativa a la luz de los avances científicos.
8.- A una educación gratuita y
laica a todos los niveles: democrática, nacional, basada en los progresos del
conocimiento científico y ajena a toda creencia religiosa: contribuirá a
desarrollar los ideales de fraternidad, libertad e igualdad de derechos de
todos los hombres. A una reforma educativa y cultural que garantice el acceso a
la educación, cultura, deporte y recreación para todos los mexicanos. La
erradicación del analfabetismo.
9.- A renovar y construir la
nueva infraestructura necesaria para el bienestar y desarrollo de la niñez, de
los ancianos y minusválidos, cuidando y respetando sus derechos.
10.- A hacer realidad la
emancipación de la mujer en todas las esferas de la actividad social. Plena
igualdad y equidad de derechos y oportunidades entre ambos sexos. El derecho de
la mujer a decidir sobre su cuerpo y a planificar su vida. El combate al
hostigamiento, abuso sexual y castigo severo a los violadores.
11.- A la plena autonomía y respeto a las formas
de gobierno, usos y costumbres de los pueblos indígenas. Apoyo material y
social con el objeto de posibilitar su incorporación al proceso de
transformación democrática de nuestra Nación,
según se establece en los acuerdos de San Andrés.
12.- A garantizar la separación entre la iglesia y
el Estado. A respaldar la libertad de creencia religiosa que más le agrade a la
persona, en los templos o en su domicilio particular.
13.- Respaldo pleno a la lucha
por el respeto a los derechos humanos, culturales, laborales y políticos de los
trabajadores mexicanos que laboran en otras partes del mundo. La protección a
los derechos de los migrantes. El respeto irrestricto a los derechos
humanos.
14.- Pleno respeto a la
diversidad cultural, racial, sexual, generacional, etc…
15.- Y el respeto, cuidado y
protección de la naturaleza: de la tierra, el agua, el aire, los bosques, las
plantas, los animales, etc…
D. DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Proponemos como lineamientos de
política exterior:
1.- Por un nuevo orden mundial basado en la
justicia, la paz, la dignidad, la democracia y la sustentabilidad.
2.- La defensa de la doctrina
estrada.
3.- La cancelación del Tratado de
Libre Comercio de Norteamérica. Al Acuerdo para la Seguridad y Prosperidad y a
la Iniciativa México. El rechazo al Plan Puebla Panamá y el Plan Mérida.
4.- El impulso de la integración
económica Latinoamericana y el Caribe y la creación de un Mercado Común.
5.- La creación de una gran
Nación, fraterna y solidaria, con todos los pueblos del de América Latina y el
Caribe.
6.- El rechazo a cualquier tipo
de intervención directa o indirecta en la vida política de nuestro país. La
abrogación de todos los tratados públicos o secretos de asistencia o
cooperación militar o policiaca, como el adiestramiento de cualquier grupo de fuerzas especiales
contrainsurgentes. El rechazo a ser contemplados dentro del esquema estratégico
de defensa de los Estados Unidos, a ser incluidos dentro del Comando de Defensa
Norteamericano.
7.- En contra de la expansión
militar y las guerras imperialistas.
8.- La redefinición de nuestros
vínculos con la Organización Mundial de Comercio, la OCDE, el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Mundial.
9.- Pugnaremos por una mayor
democratización de la ONU, eliminando el Consejo de Seguridad y el Derecho de
Veto que actualmente tienen cinco nacionales.
10.- Generaremos lazos de cooperación,
solidaridad, fraternidad con todos los pueblos de la tierra que luchan en
contra del imperialismo, creando una nueva asociación internacional de los
trabajadores y por la construcción de una sociedad justa, libre y democrática,
una sociedad verdaderamente humana donde todos los hombres puedan satisfacer
plenamente todas sus necesidades físicas y espirituales.
F R A T E R N A L M E N T E
ENCUENTRO METROPOLITANO DE ASAMBLEAS POPULARES
CORDINADORA POPULAR METROPOLITANA
ASAMBLEA POPULAR DE TLAHUAC
LA MULTILATERAL